“Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su producción o su construcción. Quien enseña aprende al enseñar y quien aprende enseña al aprender”.
Paulo Freire
¿Cuál es el rol del facilitador en un plan de formación?
En primer lugar, tenemos que tener claro que un facilitador no es un profesor que simplemente se limita a transmitir información.
La persona seleccionada por la empresa para formar a sus colaboradores debe facilitar el aprendizaje y contextualizar dentro de la cultura de la organización.
Además, quienes van a recibir la capacitación ya poseen conocimiento y experiencia en su trabajo, por lo que pueden no estar abiertos a aplicar nuevas formas de hacer las cosas. Un plan de formación no será exitoso si no despierta el interés de los participantes.
El facilitador es el responsable de derribar esas barreras y lograr así alinear los objetivos trazados por la organización a las circunstancias particulares de cada colaborador.
De no lograrlo, no solo se perderá tiempo y dinero, también afectará negativamente en el compromiso de los trabajadores. Es por eso que la selección del facilitador adecuado para cada situación es tan importante como la selección del programa formativo.
¿Cómo elegir el facilitador correcto para mi organización?
En el momento de la elección, se deben analizar las herramientas pedagógicas con las que cuenta el profesor, así como la capacidad de adaptarlas a diferentes culturas organizacionales. Estos aspectos son fundamentales para visualizar de antemano cómo será el desarrollo del curso.
Hoy en día la realidad de las organizaciones se ha vuelto más compleja por lo que se precisan personas que sean flexibles y sepan adaptarse.
Los facilitadores deben saber nutrirse del conocimiento y las experiencias individuales y utilizarlas para enriquecer al grupo, convirtiéndose muchas veces en facilitadores para que el conocimiento fluya.
Entornos dinámicos donde el contenido se adapte a las necesidades de la organización y a la forma de aprender de cada equipo son los que brindan los mejores resultados y aumentan significativamente el engagement de la formación.
¿Cómo aumentar el engagement de la formación?
Debemos crear experiencias de aprendizaje que involucren a los participantes desde el inicio, esto facilita el proceso a la hora de ejecutar la formación.
Según Fernanda Gallo, coordinadora académica de M2i, estos son los 5 factores que contribuirán a que las capacitaciones se desarrollen con éxito:
Buen ambiente
Generar un ambiente sano, articulado y seguro que fomente la confianza recíproca es la base para una capacitación exitosa.
Escucha activa
Cuando el instructor logra empatizar con cada uno de los participantes, consigue comprender las necesidades de formación real de cada individuo y los desafíos particulares de cada equipo.
Retroalimentación
Un instructor no tiene el monopolio del conocimiento, las experiencias de los participantes enriquecen las jornadas de capacitación. Cuando el instructor fomenta este ida y vuelta, los participantes se involucran y le sacan más provecho a la formación
Gamificación
El espacio de formación se debe convertir en un momento de disfrute, los juegos o simulaciones logran aumentar el interés, llevando a la práctica conceptos teóricos de forma divertida.
Tecnología
Cuando es utilizada poniendo el foco en el usuario, se convierte en un gran aliado del instructor, logrando expandir la formación más allá de los límites de un curso específico.

Beneficios de contar con el respaldo de un equipo académico
Encontrar un buen instructor no es una tarea sencilla, esta tarea se complejiza aún más cuando queremos implementar un plan de formación continuo que se adapte a la realidad de nuestra empresa.
Trabajar junto a un equipo académico nos permite seleccionar instructores que respondan a las necesidades de la empresa y se adapten mejor a su cultura, optimizando el tiempo invertido en obtener resultados sostenibles.
Los itinerarios formativos desarrollados por M2i Formación cuentan con un experto académico encargado de acompañar la formación desde su planificación, resolver las dudas que puedan surgir y hacer los ajustes necesarios durante el proceso formativo.
Trabajar de esta forma nos permite ver en acción tanto la eficacia de la formación como su aplicabilidad, desde diseño hasta la ejecución.
Estos factores son de vital importancia para obtener un ROI de la formación positivo, cumpliendo con los objetivos planeados por la empresa y obteniendo un alto índice de satisfacción por parte de los empleados.